YO PUEDO VIVIR SIN DINERO

(Día 2)

YO PUEDO VIVIR SIN DINERO

¿Cuántas mujeres no sueñan con tener a un príncipe azul a su lado?, ¿cuántas niñas juran y juran que con su príncipe azul a su lado podrían vivir en pobreza, solo teniendo “lo necesario”?, ¿Cuántas de ellas se darán cuenta de la falacia que eso significa?

Antes de continuar, veamos…

¿QUE ES LA POBREZA?

Entendemos por pobreza cuando una persona, familia, o grupo poco sustentable económicamente (por no decir nada), no pueden subsanar las necesidades básicas, que es lo mismo a decir: alimento, techo y vestimenta.
Porque vivir teniendo “lo necesario”, resulta que ya no es pobreza de acuerdo a lo anteriormente establecido, ¿cierto?, y es que, por mucho que los chicos cursis y las niñas enamoradizas afirmen que el amor no cuesta, es deber de alguien en el mundo decirles que:

EL AMOR CUESTA
(y cuesta un chingo)

Hoy vivimos en una sociedad que maneja el merchandising de una forma brutal y en forma de bombas nucleares atacando nuestra mente, no falta por ahí el enamorado que dice que el dinero no lo es todo, pero, ¿de verdad puedes tú “enamorado” vivir sin dinero?, “puedes soportar ver a tu esposa, novia, amante, free (ok, free no, suelen durar lo que el condón y luego cada quien a su rumbo, y sí, si existen condones gratuitos) sin lo necesario para soportar frío, hambre y la consecuente soledad que les obligará a pasar esta sociedad tan centrada al “dinero = poder, si tienes poder… Tienes dinero”?

- Raven!, ¡no seas tan extremista!, la gente se refiere a que pueden vivir en un cuarto, con ropa para un año, con alimento para mantener una dieta baja
Raven contesta: No es cierto… La gente no puede vivir con una dieta desbalanceada sin considerarse estar hundido en la pobreza, y aún suponiendo que esa familia, unión, pareja, o como quieras llamarle son capaces de pagar lo necesario (pero no más allá de ello), se verían inmersos en la cultura de ser “equis”, tema del cuál hablaremos en otra entrada… Regresemos al dinero.

Nadie vive de amor, eso es un hecho, si te quiero (lo cuál ojalá pasara en todas las parejas) , te regalo rosas ($50 mínimo), si no te gustan, te doy chocolates ($45), si no te agradan, entonces un disco (no seas guarro, uno original = $150 porque es antaño el cd), si padeces del oído, te escribo una carta (50 centavos la hoja y la pluma 3 pesos), si también eres débil visual, damos un paseo (que se deriva en lo que gastaste en pasajes y/o gasolina).

Esta fórmula, obviamente no siempre funcionará, porque resuuuulta que tu pareja vive a una casa de la tuya (que weba) pero aún así gastaste o gastarás al salir algún día, sea un helado, sea un regalo de cumpleaños, o sea con esa ropita provocativa que le compraste o te compraste para “caerle mejor” (doble sentido muy a criterio del lector)

Y es que es cierto, el amor nos cuesta, pero todo cuesta en realidad, no podemos pensar en nada que no tenga un costo, esta misma entrada del blog ha costado, la luz, el desgaste de la computadora inclusive.

Supongamos que mañana se desata una revolución por el amor tan costoso que resulta ser hoy día.

En una revolución, que terminaría en anarquía y donde el dinero, como se le conoce a esos papeles y pedazos de metal que sirven para hacer trueque por otros objetos, acabara valiendo 0 en el mercado, Surgiría otra moneda, quizá armas, quizá alimento, pero ahora todo se mediría en piezas de algo.
Así que, ¿ es cierta entonces la aseveración que el dinero, no lo es todo?


Esta ha sido la entrada del día 2 de este blog, de este espacio pequeñito en el mundo donde amablemente me has leído, gracias.